TRANSTORNO POR DÉFICIT
DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH)
Es muy cuestionable, al menos tal y como está concebido. En la actualidad se considera que es un cajón de sastre en el que se amontonan y amontonan casos diversos que van desde problemas neurológicos hasta problemas de conducta o de falta de recursos y habilidades para manejarse en su entorno.

Las estadísticas son abrumadoras. Según datos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales IV-TR (DSM-IV TR), la prevalencia del TDAH en niños es de 3 a 7 casos por cada 100 niños y niñas. Lo preocupante es que la hipótesis biológica que subyace a esto es simplemente eso, una hipótesis que trata de ser corroborada por ensayo-error con razonamientos que comienzan por “parece que esto ocurre porque…”.

Mientras tanto estamos sobre medicando a los niños y niñas de nuestro entorno porque muestran comportamientos perturbadores, porque no nos muestran atención y parecen no pensar cuando realizan sus tareas. Es un tema delicado, por eso hay que ser especialmente precavido y responsable, consultando unos buenos psicólogos y psiquiatras infantiles.

Ciertamente los exámenes se realizan en base a impresiones y ejecuciones de distintas pruebas. En base al momento que se realicen y a la impresión subjetiva de las pruebas se determina el diagnóstico

No podemos olvidar que se está medicando a los niños con anfetaminas, antipsicóticos y ansiolíticos, lo cual puede llegar a tener consecuencias nefastas en su desarrollo neurológico. No conocemos cuál va a ser la repercusión de esta medicación y, aún menos, del exceso de esta. Una medicación que, por su parte, solo reduce la sintomatología pero no revierte la alteración de ninguna manera.

Cada vez más especialistas están tomando conciencia de este hecho y procuran parar los pies a papás y profesionales que necesitan ponerle la etiqueta de TDAH a los problemas que, muchas veces, se dan principalmente en el entorno y en la falta de oportunidades del niño para dar rienda suelta a sus capacidades.

«No existe. El TDAH es un diagnóstico que carece de entidad clínica, y la medicación, lejos de ser propiamente un tratamiento es, en realidad, un dopaje», sentencia Marino. Se ha propagado la idea de el desequilibrio neuroquímico como causa de distintos problemas, pero no hay certeza de que este sea causa o consecuencia. O sea que los desequilibrios neuroquímicos también pueden generarse en la relación con el entorno.

O sea que quizás deberíamos reparar en cómo estamos montando la sociedad y qué “evidencias científicas” son tales. Abordar esto de manera individual revertirá en mayor salud y bienestar tanto de los pequeños como de la sociedad en general. Entonces, lo primero que debemos hacernos una autocrítica.



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